Sorolla inunda con “su luz” el Prado
El Museo del Prado se lo debía, era cuestión de tiempo y, al fin, más de un centenar de obras de Joquín Sorolla (1863-1923) cuelgan en un museo que fue un santuario para el artista valenciano. Pintor prolífico, de gran formación académica -realizada entre Roma, Asís, París y Madrid-, degustó el éxito tanto en Europa como en Estados Unidos, y el reconocimiento de la crítica sólo fue superado por el éxito en el mercado que le demandaba continuamente obras. Sorolla supo conjugar con maestría la iluminación fulgurante con una paleta de colores suaves y abordar distintas temáticas con gran acierto: pintura social, que le brindó su primera fama en las últimas décadas del siglo XIX; los retratos y un desnudo ponen de manifiesto la profunda influencia de Velázquez en sus composiciones durante los primeros años del siglo XX; y las escenas a la orilla del mar y el paisaje. En la muestra, que estará hasta el 6 de septiembre, se exhiben los catorce paneles de las Visiones de España pintados para la Hispanic Society of America.
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