Ivoryconstructing Ai Weiwei

Quebrar la realidad. Ésa es la consigna. No violentándola, sino transformándola a través del cuestionamiento de sus conceptos. La ruptura de la certidumbre, la inseguridad de la seguridad. Trazamos una línea visual por el contorno de una mesa y allí nos encontramos a Weiwei, nadando aferrado a una viga para romper la frontera que la normalidad ha considerado viable para otorgarle forma a una mesa. Weiwei es un libertario, es chino e hijo de Ai Qing, uno de los poetas malditos perseguidos por la involución cultural maoista. El artista tiene todos los ingredientes para extraer las puertas marmóreas del campo y amontonarlas en un jardín. Ese conjunto apilado de puertas, tamaño natural, minuciosamente talladas en mármol blanco, es una de las obras expuestas en la galería IvoryPress. Otra es la mesa atravesada por la viga fronteriza de Weiwei. Ambas se exhiben ante un aplauso sordo y permanente de dedos, los dedos erectos e insolentes de Weiwei contra lo consideramos establecido. El paisaje del dedo corazón enhiesto es una escultura a la rebelión con un toque de desprecio. Es un dedo que sirve para tocar, en el centro de una mano para actuar, expresando rechazo, expresando disidencia. El dedo disidente de Weiwei en IvoryPress.