Vlaminck, el ciclista del instinto

CaixaForum Madrid, hasta el 7 junio 2009

bañistas

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En una época de efervescencia en el Monmartre de los artistas, Maurice de Vlaminck habría querido ser ciclista. Sin embargo resultó ser el exponente  de un movimiento libertario en el arte que se caracterizaba por el instinto, el color y la falta de respeto a la luz y a la perspectiva, es decir, al marco, a todo aquello que limita la expresión porque a veces lo tomamos como el único referente de lo posible. Las obras fauvistas pueden despertar en nosotros pasión o esa emoción de lo infantil que a veces se sucede a los colores y las formas espontáneas. Incluso a aquellos muy intelectuales les puede producir ese aplanamiento emocional resultado de la percepción, quizás superficial (la percepción), de lo poco sofisticado. Sin embargo, en lo que podemos encontrar un acuerdo unos y otros en que el progreso procede del cuestionamiento y Vlaminck y los suyos lo hicieron, se lo cuestionarion, sin dejar de actuar, de pintar, de obrar para cambiar la realidad o, por lo menos, para ofrecernos una perspectiva distinta sobre ella.